19 de mayo, 2010
Al Venerado Hermano D. ANTÓNIO AUGUSTO DOS SANTOS MARTO Obispo de Leiria-Fátima Vengo a renovarle la expresión de mi agradecimiento y, a través de su persona, a todos cuantos sea debido en esa amada diócesis, particularmente en el Santuario de Fátima, por el cariño con que me recibieron y predispusieron todo de la mejor manera para que el Sucesor de Pedro pudiese homenajear a la Virgen Madre y proclamar sus glorias a la multitud incontable con la que allá se reunió. Guardo imborrables, en la memoria y en el corazón, las imágenes de aquella asamblea inmensa, alabando en una sola voz a la Santísima Trinidad y saludando con miles de pañuelos blancos a su Madre, la Virgen María. Es un pueblo que ama a Dios y se siente amado por Dios. Pueda la comunidad eclesial de Leiria-Fátima, que el Señor Obispo pastorea, fructificar en la paz y alegría del Señor prosiguiendo en el rastro de los Beatos Francisco y Jacinta y de tantos otros santos a quienes le fueron encomendado volver a encender la esperanza en el corazón y en la vida diaria de los hombres y mujeres, sus compañeros de jornada, recordándoles a Dios como meta final de su camino. Con estos sentimientos y votos, que confío a la Madre de Dios y nuestra bendita Madre, imploro del Espíritu Santo renovada efusión de sus dones sobre el ministerio del Señor Obispo y sus sacerdotes para llevar a su pueblo a reposar y saciarse en Dios, al conceder a todos sus hijos e hijas de la diócesis de Leiria-Fátima, con mención especial de los ancianos y enfermos, de los jóvenes y niños, mi Bendición Apostólica. Vaticano, 19 de Mayo de 2010. Benedictus XVI |