13 de agosto, 2008
Peregrinación del 12 y 13 de agosto
Peregrinación del Emigrante y del Refugiado al Santuario de Fátima
D. Zacarias Kamwenho, Arzobispo de Lubango, presidió la Peregrinación del 12 y 13 de agosto en el Santuario de Fátima, momento que integró la Peregrinación del Emigrante y del Refugiado.
En la Misa Internacional de la mañana del día 13, durante la oración de los fieles, en Fátima se rezó “por los emigrantes y sus familias, para que el Señor esté siempre a su lado y superen así los obstáculos y las dificultades materiales y espirituales que encuentren”.
Durante la homilía, D. Zacarias Kamwenho subrayó la importancia a la atención de los fenómenos que dan origen a los flujos migratorios.
“La religión verdadera, diríamos en nuestro contexto de la Peregrinación Internacional de las Migraciones, es estar atentos a los fenómenos que provocan las migraciones, como son las alteraciones climáticas del planeta, la pobreza, la intolerancia política o, como dice el Papa en su mensaje para este día, estar atentos «al proceso de la globalización en curso en el mundo, que trae consigo una exigencia de movilidad que estimula también a numerosos jóvenes a emigrar y a vivir lejos de sus familias y de sus países». Todos conocemos las consecuencias de tales situaciones, la mayor de las cuales es la llamada «dificultad de la doble pertenencia» que, no encontrando apoyo en las propias comunidades y a veces en las Instituciones Sociales, vacían a los jóvenes de sus valores más sagrados”, afirmó el Arzobispo de Luibango.
Siempre con el propósito de la sensibilización para el buen acogimiento a los emigrantes, D. Antonio Vitalino Dantas, Obispo de Beja y presidente de la Comisión Episcopal de la Movilidad Humana, durante la Eucaristía de la noche de la Vigilia, el día 12, enfocó las raíces cristianas que caracterizan la hospitalidad del continente europeo.
“Fueron los cristianos, personalizados en Cristo, el Maestro, el Salvador y Señor, los que dieron la verdadera unidad a Europa, incluso hasta cuando esta tuvo que ganar graves crisis, guerras y conflictos. Fátima fue un punto alto de esa historia, pues la Señora del Mensaje transmitió a los pastorcitos los valores fundamentales del Evangelio, la conversión y la oración, para que hubiese paz entre las naciones. Esta vieja Europa necesita, hoy, recordar sus raíces cristianas y su deber de practicar la hospitalidad, para que abra sus puertas y colabore con los hijos de los países más pobres que llegan a sus fronteras, no como malhechores, sino como personas, con dignidad igual a la nuestra, a la búsqueda de trabajo y de mejores condiciones de vida que en sus países de origen, como lo hicieron y continúan haciendo tantos europeos por ese mundo”, dijo el prelado.
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"Esta peregrinación es más que un fenómeno, es un acontecimiento que revela el caminar juntos de personas con el mismo ideal, la santidad, y que reuniéndose de los cuatro cantos del mundo, celebran la oportunidad que les es ofrecida, esto es, del encuentro personal con Jesucristo, por María, y sobre la única identidad: emigrantes", afirmó D. Zacarias en entrevista.
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