“Para Dios no hay extranjeros, sino sólo hombres y mujeres que caminan sobre esta tierra”

“Para Dios no hay extranjeros, sino sólo hombres y mujeres que caminan sobre esta tierra”

En la vigilia de este 12 de agosto, el obispo de la Diócesis de Coimbra, D. Virgílio Antunes, afirmó que la igual dignidad de todos es todavía un sueño por cumplir.

La realidad de las migraciones forzadas y la dramática experiencia de los refugiados y exiliados merecieron especial énfasis en la homilía que D. Virgílio Antunes dirigió a los peregrinos del Santuario de Fátima, en la vigilia de este 12 de agosto.

Invitado a presidir la Peregrinación Internacional Aniversaria que forma parte de la peregrinación nacional de los migrantes y refugiados, el obispo de la diócesis de Coimbra afirmó que “de entre las sombras que oscurecen a las personas y a los pueblos, hoy se destaca la dramática experiencia de los refugiados y exiliados, por la guerra, el hambre, la persecución, la injusticia, las políticas totalitarias, las condiciones de vida inhumanas”.

Para D. Virgílio Antunes, “el hecho de que, a lo largo de todos los períodos de la historia, siempre haya habido fenómenos similares, no disminuye la magnitud del problema ni la responsabilidad de la comunidad humana”. Por el contrario, el obispo de Coimbra sostiene que la responsabilidad es mayor por conocer las experiencias negativas del pasado.

Lamentando que en algunas zonas haya “muchos retrocesos”, el presidente de la peregrinación añadió que ya no podemos mirar la experiencia de los migrantes y refugiados como una realidad desconocida. Recordó que, en Portugal, en Europa y en muchos otros lugares del mundo, el fenómeno de la migración forzada se conoce no sólo a través de los medios de comunicación, sino también a través de la experiencia personal y directa. Y puso un ejemplo: “Tenemos vecinos refugiados y exiliados, trabajamos con ellos, nos reunimos con ellos en los mismos bancos de la iglesia y en las mismas salas del hospital, los niños se sientan en los mismos pupitres en las aulas y juegan en los mismos patios de recreo de las escuelas”.

Tomando como base la Sagrada Escritura, subrayó que “para Dios no hay extranjeros, sino sólo hombres y mujeres que caminan por esta tierra, algunos quizás beneficiándose de las posibilidades de una vida pacífica y en condiciones normales para su peregrinación, y otros que huyen del pasado y añoran un presente y un futuro más felices. Para Dios no hay extranjeros, hay hijos e hijas”.

D. Virgílio Antunes puso sobre la mesa el contenido de la primera lectura, tomado del Libro del Deuteronomio, para reforzar los derechos de los extranjeros y de los pobres y afirmar que la igual dignidad de todos “es todavía un sueño por cumplir”.

Desde el Evangelio, el obispo de Coimbra compartió la convicción de que “en Fátima no pedimos otro milagro que el del amor y la fraternidad entre los pueblos, sabiendo que es don de Dios y fruto de nuestra oración y de nuestra conversión”

Alrededor de 45 mil peregrinos participaron en las celebraciones del 12 de agosto, que tuvieron lugar en el Recinto de Oración. En cuanto a los grupos organizados, dos de Portugal y 21 de otros países fueron anunciados para los servicios del Santuario de Fátima: Alemania (2), Bélgica (1), Costa de Marfil (1), España (4), Filipinas (1), Irlanda (2), Italia (2), Malta (1), Polonia (3), Senegal (1), Sri Lanka (1), Vietnam (2). A las celebraciones de esta noche también asistieron tres obispos y 59 sacerdotes.