13 de septiembre, 2018

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D. José Alves exhorta peregrinos a ser “operadores de la paz”

“La paz es un bien esencial, pero precario, que es necesario proteger y promover”, dijo el arzobispo emérito de Evora en la homilía de la Misa de la Peregrinación Aniversario de septiembre

 

Peregrinos provenientes de Europa, Asia, África y América se congregaron, esta mañana, en el Recinto del Santuario de Fátima para participar en la Misa que clausuró la Peregrinación Aniversaria de septiembre. En la homilía, D. José Francisco Alves subrayó la importancia de la paz para el bienestar de la humanidad. El prelado la consideró un “bien esencial y precario”, solamente alcanzable con el empeño, sacrificio y oración de todos.

D. José Alves comenzó recordando la llamada que el Papa Francisco dejó, hace un año, en Cova de Iria, para reforzar la confianza en el “amor maternal” de Nuestra Señora.

“María nunca nos abandona, nunca se separa de nosotros, nunca nos deja huérfanos y, aquí en Fátima, por gracia de Dios, manifestó, una vez más, la grandeza y el poder de su amor maternal, invitando a la humanidad a poner de lado todo lo que divide, todo lo que aleja y todo lo que incita a la guerra, para dar lugar a lo que une, aproxima y conduce a la comunión fraterna”.

En contrapunto con el progreso tecnológico “acelerado” del último siglo, D. José Alves llamó la atención hacia la “progresión lenta” en los esfuerzos por la paz mundial, en el mismo periodo, y recordó que “la paz es un bien esencial, pero precario, que es necesario proteger y promover”.

El arzobispo emérito de Evora realzó la actualidad del mensaje dejado por Nuestra Señora a los Pastorcitos en la quinta Aparición, el 13 de septiembre de 1917, en la cual la Virgen pidió a los Videntes para que continuasen rezando el Rosario para que la guerra terminase, y dejó pistas para la construcción global de una unión fraterna entre los hombres.

“La paz necesita de la colaboración de todos y se alcanza por la oración y por los sacrificios voluntarios, a través de los cuales se obtiene la conversión de los corazones que, mirando hacia Dios,  repudian el mal y la guerra, y adoptan comportamientos de moderación, de compasión, de acogimiento, de compartir fraterno”, dijo.

Reflexionando sobre la Anunciación de la Virgen María, proclamada en el Evangelio, en la cual “Nuestra Señora enfrenta a todas las dificultades, conserva la paz en Su corazón y se coloca a disposición de Dios como humilde sierva”, el prelado exhortó a los peregrinos a seguir el ejemplo de la “Reina de la Paz” y terminó con una prez a la Madre de Dios.

“Oh María, Madre de Jesús y Nuestra Madre, enséñanos, como tú: a confiar en Dios, a convertirnos en operadores de la paz, a colocar nuestra vida en las manos de Dios y a rezar incesantemente por la paz, como pediste a los Pastorcitos y, hoy, nos pide a nosotros”.

 

La palabra a los enfermos le encaja al capellán del Hospital de Leiria y director del Servicio de Pastoral de la Salud de Leiria-Fátima, padre Pedro Viva, que enfatizó la dignidad humana en la enfermedad e invitó a los enfermos presentes a confiar su dolor y sufrimiento a Dios, que “está siempre presente y conoce  a cada uno profundamente”.

Se inscribieron en los servicios del Santuario para esta celebración cerca de 150 enfermos, que en ella participaron desde la columnata norte de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

Al final de la Misa, que fue concelebrada por 3 obispos y 125 sacerdotes, el cardenal D. António Marto saludó a los peregrinos en los diversos idiomas y participó en la gracia de poder volver como peregrino al “oasis espiritual” que es Fátima, donde se encuentra “reposo, ánimo y paz”. El obispo de Leiria-Fátima dejó también votos de un buen año para todos los niños, adolescentes y jóvenes que, durante esta semana, están iniciando un nuevo ciclo escolar.

Ayer, en el saludo inicial a Nuestra Señora, el cardenal portugués dio el mote a esta peregrinación que evoca la quinta Aparición de la Virgen a los Pastorcitos, al pedir a Nuestra Señora por la paz para el mundo, en especial para Oriente Medio, para Nicaragua y para Venezuela, y al confiar a Su protección “los problemas actuales de la Iglesia”.

En la Misa de la vigilia de ayer, D. José Alves llamó a la unidad y comunión, con la confianza del amor filial de Dios.

Se inscribieron en esta peregrinación grupos de peregrinos llegados de los continentes europeos, asiático, africano y americano.

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